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Entrevistas de Psicoterapia

La importancia del acompañamiento terapéutico en los procesos de embarazo por fecundación asistida: donación, inseminación artificial, Fecundación In Vitro (FIV). Entrevista a Xenia de Fermentino, terapeuta especialitzada en procesos de gestación y psicología perinatal y del desarrollo.

Xenia De Fermentino es miembro titular de la Asociación Española de Terapia Gestalt. Además, es terapeuta individual de adultos, infantil, de adolescentes, de parejas y familiar de orientación sistémica. También es Counseller en acompañamiento a procesos de embarazo de manera individual, grupal y en pareja.

 

Trabaja con grupos de mujeres que necesitan tratamientos de fecundación asistida o a través de donación, de óvulos o espermática. Lleva a cabo el acompañamiento emocional de mujeres que están intentando quedarse embarazadas a través de un proceso de fecundación asistida. Vive de primera mano el duelo por el que pasan las mujeres que recurren a la ovodonación para quedarse embarazadas.

También ha recibido en consulta a mujeres jóvenes que recurren a ella de manera independiente cuando están en proceso de decidir si ser donantes de óvulos. Realiza el acompañamiento psicológico y emocional de estas mujeres durante todo el proceso, desde la toma de decisión hasta después de la punción ovárica.

¿Cuántos años llevas tratando a mujeres que están pasando por un proceso de Fecundación asistida y en qué consiste el trabajo que realizas con ellas?

 

Desde 2018. En un proceso de acompañamiento como este, hay varias fases en la terapia. El paso inicial es el de la decisión de hacer un proceso de embarazo asistido. En esta fase, básicamente, lo que trabajamos son dos cosas, la más importante es el duelo, en la mujer, el de no poder ser madre por medios propios o naturales, que es un trabajo duro e importante emocionalmente. En el hombre, por casos de esterilidad o genético-cromosómicos en el esperma. A veces, ni siquiera hay problemas médicos y es más un caso de edad, donde aparece también un sentimiento de culpa por “no haberlo pensado antes” que es importante atender.

 

A la vez que se hace el trabajo más emocional, es importante facilitar a las personas toda la información que necesites o desconozcan en cuanto a las posibilidades que hay de embarazo asistido, cómo son los embarazos asistidos, cuál es más conveniente en cada caso, qué estudios conviene empezar a preparar para poder elegir uno… Y desde ahí, se acompaña a la pareja o a la mujer, si es madre soltera, en todo el proceso donde pueden ir apareciendo factores añadidos como el desajuste hormonal, conflictos en la pareja, a veces, inconscientemente, un miembro de la pareja culpa al otro de la situación. Suele ser al que tiene problemas de fertilidad, se pone en duda a la pareja. Y pueden darse muchas situaciones desde la toma de decisión que, si no se atienden, pueden perjudicar el proceso.

Por eso, creo que es fundamental, antes de empezar cualquier proceso, poder tomar decisiones y tener acompañamiento y asesoramiento para elegir la mejor clínica, el mejor tratamiento y el mejor momento para hacerlo, también. El trabajo que hago empieza un poco por este enfoque y, después, es acompañamiento y seguimiento en todo el proceso hasta el post-parto. Colaboro con un centro de Barcelona, en Sants, que se llama Espai Créixer, donde preparan desde cursos de pre-parto, y yoga para embarazadas hasta muchas actividades post-parto como grupos de crianza, asesoras de lactancia y todo el acompañamiento que va después.

Cuando creas un embarazo con un método así, si con uno natural ya hay miedos a situaciones como tener abortos espontáneos, que el embarazo no llegue a término o a que el bebé nazca con algún problema,  estos miedos se incrementan mucho más, paradójicamente, porque te están asegurando médicamente que ese embrión, producido en un laboratorio, está en perfectas condiciones, pero el miedo a tanto proceso, tanto tratamiento y tanto dolor físico y emocional que viene de antes, hace que la mamá esté más sensible y como el esfuerzo ha sido mucho más grande para conseguirlo, hay mucho más miedo a que pase algo.

 

¿El coste económico de este proceso es algo que preocupa?

 

Sí, pero no es lo que más preocupa. El 99% de las mamás que han conseguido su bebé y he seguido el proceso con ellas, al tiempo me cuentan que se olvidan de todo. Si el embarazo tiene éxito, generalmente, no queda trauma, no les importa el dinero que han invertido, no les importan los pinchazos que se han llevado, no les importan las vomiteras que han tenido por la progesterona… Bien acompañado, se puede hacer un proceso sin que quede ningún hecho traumático en medio, aun habiendo embarazos negativos, transferencias fallidas… hasta ahora no he detectado a nadie que, con un nacimiento exitoso, tenga después algún recuerdo traumático por haber hecho un proceso de fecundación asistida.

 

Si el proceso de embarazo asistido se llevase a cabo sin el acompañamiento psicoterapéutico, ¿Qué efecto tendría?

 

Por un lado, no sé si habría tanta probabilidad de éxito, ya que uno de los mayores factores para el embarazo es tener un sistema hormonal estable y que funcione correctamente. Las emociones regulan el sistema hormonal y viceversa.  La probabilidad de éxito no es la misma en un intento de embarazo donde la mamá tenga miedos o esté asustada, donde esté generando más adrenalina o noradrenalina de lo normal, que la probabilidad de una mamá que esté acompañada, que se sienta segura, confiada y tenga la oxitocina y la serotonina elevadas.

 

¿Cuánto tiempo hace que tratas a mujeres que acuden a consulta porque quieren donar óvulos o que han donado óvulos?

 

Des del 2020.

 

Hace poco tiempo…

 

Sí, la verdad es que es un campo que ha quedado siempre como en último lugar cuando se habla de un proceso así. Normalmente, la ovodonación se contempla como última opción, cuando ha fallado el proceso de fertilización in vitro. Cuando se accede a la ovodonación, entra en juego el papel de la donante, que se vuelve imprescindible. Emocional o físicamente, o logísticamente, se habla de “la donante”, como si fuera un medicamento. Está muy deshumanizado, tanto el concepto como el proceso. Supongo que influye el hecho de que el proceso sea anónimo y haya asuntos legales de protección de datos. A la mamá receptora, le dan muy poca información sobre el proceso. El único dato que se puede dar en España es que el laboratorio se encarga de buscar una donante y que la madre consigue mediante este proceso un hijo que es legalmente biológico. Algunas clínicas se preocupan de buscar donantes aprecidas físicamente a la madre, madres o a la madre y el padre. Otras clínicas también facilitan datos como la edad de la donante y si tiene hijos propios o ha donado exitosamente a otra receptora. Todo lo demás es secretismo entre donante y receptora.

Así como siempre he tenido claro el acompañamiento que necesitan las “receptoras”, empecé a ofrecerme también a acompañar a las donantes de óvulos y me encontré con una cruda realidad: estamos hablando de chicas que pueden donar desde los 18 años, que suelen ser muy jóvenes porque es la preferencia que piden las clínicas, y casi todas lo hacen porque necesitan el dinero que la clínica les ofrece a cambio. Se habla de donación porque en España es ilegal la venta de órganos, pero las donantes lo que hacen es una transacción económica: los óvulos a cambio de unos 900 € aproximadamente por las molestias del proceso de donar. Muchas chicas lo hacen para pagar la universidad o para comprarse un coche, por ejemplo; y están solas: van solas a la clínica, van solas a la punción, deciden solas, lo hacen casi siempre en secreto e incluso con la sensación de no saber si están haciendo algo bueno o malo.  Estas jóvenes se encuentran solas ante un proceso que, realmente, da miedo: una reunión con una embrióloga y una enfermera que te explican cosas que a veces no entiendes, que te hacen pruebas y te dicen si eres apta o no.  Han de firmar un montón de papeles que te tienen que leer y que a veces lo entienden y a veces no. Entonces, empiezan un tratamiento del que no les suelen explicar los efectos secundarios, sólo les explican cómo lo tienen que hacer, “tal día, tal hora, te pinchas, tal día, tal hora, un óvulo vaginal, y esto durante 12 días y ven mañana a una ecografía y…”. Nadie les enseña a pincharse, por ejemplo, no suele haber un servicio médico o con una enfermera que les explique cómo hacerlo.

También es un proceso que llevan muy en solitario porque no suelen decirlo a lxs amigxs o a la familia ya que básicamente lo hacen por el dinero. Sí que hay alguna mujer que lo hace más abiertamente para ayudar, desde lo emocional, lo altruista, pero básicamente casi todas lo hacen por dinero, igual que los donantes de esperma. Van a las visitas en solitario, van a la intervención quirúrgica (el día de la punción ovárica) en solitario. La punción ovárica implica entrar en quirófano y anestesia total, y van solas, con su miedo y su culpa como acompañantes. Si, culpa, de estar haciendo algo tan importante y sentir que están mintiendo o engañando a la pareja, familia… incluso, con cierta sensación de desamparo, ¿y si me pasa aquí algo y no salgo? ¿Mi familia qué va a saber?

También me cuentan que tienen sensación de abandono por parte de la clínica cuando acaba el proceso, que al acabar les dan el dinero y las mandan para casa. También viven lo que viene después con mucha incertidumbre. Al acabar me dicen cosas del estilo: ¿y ahora qué?, ¿me voy a enterar de si mi óvulo va a ser una persona humana o no?, ¿y si yo quiero tener más hijos, ¿qué pasa? ¿y si un día descubren que ese bebé es mío y no de su madre? Nadie les explica el proceso detalladamente. De todo esto se van enterando después porque ellas preguntan y preguntan e insisten, pero no hay un protocolo de acompañamiento post-donación, por ejemplo.

Es en la post-donación cuando me empezó a llegar gente a terapia por este tema. Me dicen que han donado óvulos y que no saben lo que va a pasar y no se lo han contado a nadie y necesitan hablarlo con alguien. Creo que es importante poder abrir un espacio para el acompañamiento desde el principio, no tener que esperar al final, a que sean ellas las que pidan esta ayuda.

 

O sea, cuando más acuden a ti es cuando ya han donado… ¿Por qué?, ¿Hay sentimiento de culpa?

 

Sí, hay sentimiento de culpa, de haberse equivocado, de estar traicionando a su entorno porque han hecho una cosa para ellas muy importante que no se lo han contado a nadie… E incluso las chicas que están en pareja sienten que están traicionando o engañando a la pareja de alguna manera. Y aparece ese pensamiento de: ¿y si algún día tengo hijos con mi pareja y él no sabe que he donado óvulos y que hay otro hijo mío por ahí, por el mundo?

 

Esto que me comentas del sentimiento de abandono, de soledad y que sienten culpa, ¿De dónde crees que viene? ¿Cuál es el origen? ¿Prejuicios? Pudiendo apoyarse en las personas de su entorno, ¿Por qué lo hacen solas?

 

Cuando yo les he preguntado por qué no habían dicho nada, casi todas me han dicho que por vergüenza. Las respuestas más comunes son del estilo: Si yo le digo a mis padres que voy a hacer esto para conseguir dinero, me van a decir que no haga tonterías y que el dinero me lo dan ellos, que no me ponga en riesgo; Si le digo a mi novio que voy a hacer esto me va a decir que no porque él quiere que nuestros hijos sean nuestros.

Yo creo que es porque sienten, de alguna manera, que se están vendiendo para algo, como si estuvieran vendiendo una parte de su cuerpo.

Esta vergüenza que sienten no es vergüenza de timidez, sino más desde un juicio sobre todo del entorno. Sí que ha habido algún caso que ha ido acompañada de la madre o de la pareja, eso también existe, pero te hablo de lo más común.

Además, hacerlo a escondidas también genera un sentimiento de culpabilidad, como si estuvieran haciendo algo malo

 

¿Crees que esto también se debe a que hay mucho tabú sobre el proceso de donación de óvulos o porque el proceso está mal visto?

 

No creo que vaya tanto por ahí, que también podría ser… porque, gracias a dios, hoy en día es un proceso que está más normalizado, también porque la edad de maternidad en España sobre todo se ha atrasado muchísimo y en otros países de Europa también. Hoy en día es raro ver a una mamá más joven de 30. Yo me quedé embarazada a los 43. Ahora la edad media de los padres ronda entre los 37 y 41. Para poder tener hijos a esta edad, más de la mitad de las personas, necesitan pasar por estos procesos. Entonces, no creo que sea tanto el tabú del proceso en sí, sino tabú de la persona. Así como las personas se muestran orgullosas de donar sangre, o ser donantes de órganos, no está tan aceptado socialmente que una chica de veinte años vaya a donar un óvulo a cambio de dinero, es como estar traficando con algo, aunque es todo legal porque se firman contratos, hay consentimiento… pero se sigue haciendo a “escondidas”. No se ven anuncios de donación de óvulos en sitios públicos, igual que hay anuncios de “ven a donar sangre, te necesitamos” en todos los hospitales. Las chicas que lo quieren hacer van directamente a una clínica de fertilidad y ahí les dicen dónde está el banco de donantes para que vayan a informarse, pero no es una cosa que esté abierta y normalizada, como puedes ir a cualquier hospital a hacerte el carnet de donante de órganos, por ejemplo.

 

¿En qué consiste la terapia que realizas a las donantes durante el proceso de donación de óvulos?

 

Yo trabajo mucho con la Terapia Gestalt que es una de mis bases de formación, es la que más utilizo, por la forma humanista que tiene de acercarse a las personas y porque está basada en ir cerrando asuntos inconclusos que aparecen en el presente, con lo cual, para una chica que se plantea algo, pero tiene dudas, es una terapia muy efectiva, donde es muy importante la relación terapéutica, un lugar para tener un espacio propio, para sus reflexiones, para elaborar sus decisiones, sin estar sola.

Cuando empezamos el proceso terapéutico, empezamos siempre por elaborar la toma de decisión para que puedan decidir sintiéndose seguras y sin culpas ni miedos. Una vez que han decidido y empiezan el proceso, pasamos de lo terapéutico al acompañamiento emocional. No se trabaja tanto en buscar decisiones o convicciones o trabajar introyectos que pueda tener la persona, sino que se trata de explicar dudas que tengan sobre el proceso, efectos físicos y emocionales que van a sentir a partir de iniciar el tratamiento y, a la vez, asesorar e informar de lo que van a experimentar durante el proceso. Incluso, a veces, he acompañado yo a alguna chica a hacer la intervención. Después, cuando han terminado la donación hay que hacer un cierre desde el aceptar que eso ha sido su elección, que lo que tienen es una recompensa a su elección, que ese era su objetivo, conseguir ese dinero. Trabajo mucho en que piensen qué van a hacer con el dinero, cómo lo van a invertir, cómo lo van a disfrutar.

 

Esto emocionalmente tiene un efecto como cuando buscas un embarazo y al final tienes al bebé, es decir, si consigues disfrutar del objetivo final que has conseguido el proceso se siente menos doloroso y no es traumático. Si no se hace este trabajo al final, se puede quedar el tema abierto y vivir cuestionándose si lo que se ha hecho ha estado bien o no. El sentimiento de culpa, de vergüenza, puede generar mucha ansiedad y se puede vivir sintiendo que la persona ha hecho algo mal en su vida. Entonces es importante, si no se ha acompañado desde el inicio, poder acompañar desde el final haciendo un cierre, reconfortar a la persona y recordarle que está ayudando a una mujer que está sufriendo, a poder ser madre. Esto les ayuda cerrar el proceso y quedarse tranquilas.

 

 

Si yo quisiera donar óvulos, ¿en la clínica se me ofrecería ayuda psicológica desde el principio?

 

Si no la pides, no. Nadie te la ofrece, no es un servicio que venga en el pack. Si la pides, no todas las clínicas, pero hay alguna que te hace derivación a un psicólogo que tienes que pagar tú, y que suelen ser psicólogos clínicos que no están especializados en el tema. La mayoría ni ha sido madre, ni ha hecho una FIV, ni ha donado óvulos, ni sabe qué se vive en el proceso.

Normalmente las mandan a hablar con una enfermera o la embrióloga, que es más especialista en el tema, pero no en lo emocional. Creo que es importante que haya terapeutas especializados en esto, que sepan de qué va, que tengan información sobre todo de qué te pasa cuando donas óvulos. Creo que la experiencia en un acompañamiento es lo mejor que puedes ofrecer a otra persona. 

 

Cuando una clínica te deriva a una mujer para que la acompañes en estos procesos ¿A ti te paga algo la clínica por eso?

 

No, a mí me paga la persona que viene. No lo incluyen en los procesos ni nada, es una cosa que hace la persona totalmente a parte y que la clínica deriva de manera extraoficial e informal. Quiero resaltar que como somos conscientes del coste de estos procesos, disponemos en el centro donde trabajo de un área de terapia social donde adecuamos los importes de estas sesiones al presupuesto de las familias.

 

Uno de los miedos que más se repetía en estas mujeres es el miedo a la parte médica que atañía a su salud, es decir, los efectos que podría tener el tratamiento hormonal y, también, el miedo a la intervención de la punción ovárica que, además de anestesia total, supone unos riesgos que, en casos extremos y puntuales, pueden llevar a la muerte. ¿Cómo se abordan esos miedos en terapia?  

 

Básicamente los miedos que experimentan tienen su raíz en la falta de información. Cuando me hablan de estos miedos, no siento que sea un miedo patológico, sino que son dudas relativas a los efectos que pueda tener el proceso en ellas: ¿con el tratamiento hormonal se me va a ir la regla?, ¿le va a pasar algo a mi regla?, ¿voy a poder después tener hijos?. O sea, son cosas básicas de información. También me expresan miedos sobre si van a poder después ser madres. Y los miedos que más cuestan trabajar, que no son tan informativos, son los relativos al sentimiento de culpa o vergüenza. En este caso, se trata de trabajar con las emociones que se generan. 

 

Siguiendo en la línea de tu experiencia con chicas que han donado, ¿Cómo definirías el trato de la clínica con la donante?

 

Depende de la clínica. Varia muchísimo, no se puede generalizar el trato. Pero el proceso y tratamiento es el mismo. Hay clínicas que están muy pendientes de todo el tema humano, de la persona que están tratando, y hay clínicas que no, nada. Cada clínica es diferente y cada una tiene equipos médicos diferentes.

 

Según tu experiencia tratando a mujeres que han sido donantes, ¿has tenido casos en los que se han arrepentido de haberlo hecho? ¿Alguna ha expresado la voluntad de volver a repetirlo?

 

Sí, hay alguna donante que ha repetido el proceso. Esto ha ocurrido en casos en que la madre receptora ha pedido la misma donante para un segundo bebé uno o dos años después. Y curiosamente ha dicho que sí y con mucha más ilusión que la primera vez. También entiendo que es porque ya sabe lo que es y tiene las dudas resueltas, lo pasa tranquila y disfrutando del proceso, no desde el miedo sino desde el sentir que está haciendo algo bonito, que está ayudando.

 

¿No se les informa sobre si sus óvulos han servido para formar el embrión y si ha tenido éxito el embarazo? O sea, donan y se desentienden…

 

Exactamente. Solo saben algo si les llaman para una segunda recepción. Ahí sí que les dicen que la madre que recibió su primer óvulo quiere tener un segundo bebé y que si estaría dispuesta a donar una segunda vez. Sino no está permitido por la ley en España, ni que la donante tenga información sobre qué ha pasado con sus óvulos, ni que la receptora tenga información sobre la donante. La única información que te dan de la donante es la edad y el grupo sanguíneo. Esta información te la tienen que dar por Ley. Tú la puedes pedir, tampoco te lo dicen de primeras, pero si tú lo preguntas, están obligados a decírtelo. Esta información es importante porque cuando después te haces las pruebas del embarazo con un embrión que no es tuyo, no es lo mismo calcular valores del embrión creado con tus óvulos con tu edad y tu sangre que de la edad real del óvulo y con la sangre de la donante del óvulo.

 

¿La desinformación es un factor presente en el proceso de ovodonación?

 

Hay mucha desinformación, necesaria, además.

 

Necesaria. ¿A qué te refieres con eso?

 

Una persona que hace un proceso así necesita hacerse preguntas: ¿qué pasa si me estoy pinchando y me viene la regla?, ¿qué tengo que hacer?; ¿qué me va a pasar cuando acabe el proceso? ¿voy a tener riesgos?, ¿cómo va a ser la siguiente regla, cuándo me va a venir?, ¿qué me va a pasar cuando deje de pincharme?

 

¿Cuáles son las emociones que más se repiten en las donantes durante el proceso y qué las causa?

 

La soledad es la que más se da durante el proceso. A raíz de la soledad, vienen por detrás el miedo y la culpa. El miedo, en dos variantes, por un lado, a no saber si estoy haciendo algo bueno o no, y el miedo a no saber si lo que estoy haciendo, lo estoy haciendo bien, es decir, si se están pinchando correctamente o no. Miedo también a las sensaciones, a las náuseas… a si hay algún manchado durante el proceso…

 

¿Qué preocupaciones expresan las donantes una vez se ha completado el proceso?

 

Lo que más preocupa es el ¿ahora qué? Más que preocupaciones, son las emociones que se pueden llegar a generar después de donar.

 

Por último, ¿Crees que falta información de que existen terapeutas especializados en estos temas? ¿Crees que es esencial que la clínica los recomiende en un proceso así?

 

Sí. Yo creo que sí. Falta y creo que es esencial. Al menos que lo pudieran ofrecer y que las mujeres supieran desde un principio que pueden contar con este servicio. Independientemente de que lo proporcione la misma clínica o que las deriven a un servicio privado. Creo que la información sobre este acompañamiento tendría que venir en el formulario que firmas antes de empezar el proceso. Que quede constancia que es un proceso intenso, emocionalmente duro y que sepan que tienen a su disposición un servicio especializado. Como mínimo que sepan que esto existe.

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Xènia de Fermentino es nuestra terapeuta especializada en el acompañamiento a mujeres en procesos de embarazo, sea cual sea su método.

 Es Máster en Dirección de Recursos Humanos. Terapeuta Gestalt, miembro Titular de la AETG. Terapeuta infantil y de adolescentes especializada en psicología del desarrollo.  Terapeuta de Parejas y Familiar de orientación sistémica. Counseller en acompañamiento a procesos de embarazo de manera individual, grupal y en pareja. Formada en Análisis e Intervención grupal. Formada en Abordaje Terapéutico de la Sexualidad del Programa CEATS de Albert Rams. Formada en Psicología de los Eneatipos del Programa SAT de Claudio Naranjo. Formada en Masaje terapéutico y anti-estrés. Formada en Movimiento Expresivo y trabajo corporal. Fundadora de Emocionar-T. Co-fundadora de Kairós Gestalt Social, Terapeuta en Espai Créixer, espacio de bienestar familiar, donde acompaña a adolescentes y niñas y niños, Terapeuta colaboradora en Elevat,  Facilitadora de grupos de trabajo corporal y de grupos de atención a cuidadores. Titulada en PAP, Primeros Auxilios psicológicos.

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